¿Y donde queda la ética?
Por: Erickson Julián Castro Sierra
Docente.
Leyendo la historia y la dinámica actual colombiana, no cabe duda que la problemática social que enfrenta nuestro país es por la crisis de valores y la falta de ética que en el diario vivir se agudiza cada vez más.
El sentido humano se ha perdido por dinero, la solidaridad y los principios de honestidad basados en la ética son olvidados por intereses particulares, ya casi nadie piensa en colectivo sino en lo individual, prima la avaricia, el capital, lo material más no lo humano.
¿Que nos ha pasado?, sencillamente el modelo junto con el sistema social y económico , se centra exclusivamente en la producción de capital, de dinero, de poder adquisitivo, de la competencia mercantil, de ser más que el vecino, de tener mayor poder que el otro, es en ese sentido que ya no nos miramos como seres humanos, sino como competencia, como puedo ser más que el amigo, que el hermano, que el compañero, y entonces empezamos una competencia que enfrenta cada colombiano, “sálvese quien pueda”, sino no hay rentabilidad no sirve, si no hay productividad no es útil, se cambió lo social por el capital, es decir, estamos en la fase cumbre del capitalismo, donde no importa ni la propia vida ni la prolongación de la existencia humana, solo acumular y producir dinero, sin tener mayor importancia si se aniquila los ecosistemas, las etnias, la cultura, los derechos, solo importa el poder económico.
¿Y dónde queda la Ética?, guardada en los libros y olvidada en las bibliotecas, ni los padres de familia, junto a los educadores logran sembrar en los corazones de los niños y niñas las semillas de la honestidad, solidaridad, fraternidad, del sentido humano, todo ello es arrasado bajo una misma conducta, progresar no importa cómo, ejemplos vivos de estos se ve a diario, engaños y mentiras de clase política por ganar elecciones, escándalos y noticias falsas para desprestigiar al adversario, corrupción y delito el pan diario y no pasa nada, asesinatos por pensar y hacer pensar distinto, conocer a quienes logran tener un trabajo gracias al clientelismo y la politiquería mas no por sus habilidades, no hay trasparencia, ver como la justicia es para uno y no para todos, la trampa y el engaño impera en nuestra cultura arraigada desde hace muchos años, comprar concursos, votos, jueces, funcionarios, entre otras, son las conductas que fortalecen las prácticas antiéticas de Colombia y lo peor, saber que ya a casi nadie le importa los principios y la ética.